Otro papiro ha sido
recuperado por nuestros especialistas, demostrando nuevamente una
gran profesionalidad. Parece que la vida en Absurdia era realmente
interesante...
"Cuentan los
Sabios que no hace muchos años una extraña epidemia asoló parte de
la población femenina de nuestra polis. No parecían graves los
síntomas, aunque en ciertas capas de la población estos
resultaban cuando menos extraños. Y la clase social de las víctimas
despertó recelos infundados en los ciudadanos más desconfiados.
Se trataba de una
especie de ignorancia absoluta ante ciertos estímulos que, en otras
condiciones y en otras sociedades más primitivas sin duda habrían
hecho reaccionar a cualquier fiel esposa. Pero en Absurdia parece
que, debido seguramente a la baja calidad del agua que se consumía
en las casas o a los vientos del oeste que mecían los árboles de
nuestra querida isla, la falta de curiosidad y una cierta pasividad
se apoderó de unas cuantas esposas.
El primer caso
conocido fue el de la esposa de un alto cargo municipal, Maytesina
Zaldivarakis. Esta señora de clase alta no demostró curiosidad
alguna cuando veía en su domicilio sacos llenos de monedas y así
lo declaró cuando su presencia fue solicitada en el juicio que se
llevó a cabo contra su marido. Para ella, este dato no revestía
ninguna singularidad digna de su asombro: le parecía de lo más
normal, tanto la presencia de tal cantidad de dinero en unos vulgares
sacos como el enorme dispendio económico que llevaban diariamente y
que no se podía sostener con la retribución de su compañero.
El segundo caso se
localizó en el otro extremo de la polis, y la víctima fue Anita
Matokis. Su pareja recibió diferentes regalos mientras estuvieron
juntos, así como grandes cantidades de dracmas. Cuando fue
cuestionada por estos obsequios por parte de adinerados comerciantes
que buscaban lograr una posición de cierto poder en el mercado
local, entre los que se contaban diferentes carruajes y algún que
otro capricho, la esposa del dirigente local no conseguía recordar
porqué no sintió ningún tipo de curiosidad ante tales dispendios:
"soy una mujer económicamente independiente y, por lo tanto, no
sé nada de lo de mi pareja". La preocupación por su estado de
salud entre los nuevos dirigentes fue tal que consideraron oportuno
otorgarle un cargo de gran responsabilidad en el nuevo organismo de
control del servicio sanitario de la polis.
Otro caso igualmente
inquietante fue el de Cristinika Borbonica, una de las hijas de de la
familia más influyente de la isla de Kloakis. Su pareja se apropiaba
grandes sumas de dinero público para su uso personal, y ella parecía
estar al corriente de dichos movimientos, pués había llegando a
firmar documentos que así lo acreditaban. Pero la epidemia se cebó
con gran virulencia en Cristinika, que no reconocía ninguna
responsabilidad en dichas firmas. Fue realmente un caso grave, que
mantuvo en vilo a gran parte de la población, preocupadísima por la
salud de la joven.
Cuentan los Sabios que
multitud de casos de la que sería catalogada por los especialistas
como Supina Ignorantis
Trapicheus siguieron aflorando. No pudiéndose localizar y
aislar la cepa originaria de dicha epidemia, la Sociedad de Absurdia
aprendió a convivir con ella, principalmente las capas superiores,
que eran las que sufrían los efectos devastadores entre sus
ciudadanas.
No se llegaron a
considerar como fiables los numerosos casos que se detectaron entre
las ciudadanas de las clases más desfavorecidas: "Usted lo
sabía todo y está intentando engañar a este Noble Tribunal"
espetaban unos Jueces con un gran olfato para desenmascarar a los
impostores. Unos impostores que se mostraban sin escrúpulos a la
hora de fingir los graves síntomas que sufrieron las pobres
Maytesina, Anita y Cristinika.
Absurdia tenia una
gran suerte: poseía un sinfín de organismos capaces de garantizar
la Justicia, la Igualdad y los Derechos de todos sus ciudadanos,
fuesen ricos o pobres, nobles o plebeyos.
Así lo contaron los
Sabios y así lo transcribe Ireneo el Estudiante".
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